jueves, 12 de enero de 2012
ROG.
Rojo, naranja y verde, es tan sencillo como eso. Ahora, me encuentro en el rojo, así que, paro. El humo del cigarrillo me agobiaba, decidí abrir las ventanillas. Aire fresco, puro, qué alivio... Como el que no quiere la cosa, observé a un viejo ermitaño sentado en el banco del exterior de un bar. Pude ver, cómo las arrugas llamaban la atención en su rostro, y en sus manos... se notaba que no había llevado vida difícil y que el tiempo pasaba para todos... Naranja; pronto, volvería a casa, solo me quedaban 50 metros escasos por recorrer sobre aquellas cuatro ruedas... cerré las ventanillas, ya hacía frío. Los nervios se apoderaban de mí, la tensión se mascaba en el ambiente. 5, 4, 3, 2, 1... ¡Verde! Allá vamos, no sé exactamente a dónde, pero vamos, porque si es contigo, lo demás no importa.
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